Exposición de Las Arpilleras, arte popular y de resistencia en Chile durante la dictadura.
La historia escrita en tela y paredes: arte popular y resistencia en Chile bajo Pinochet.
Por: Cecilia Ubilla
Exhibición de arpilleras en Casa Aboy,
Miramar, 900 Santurce.
Jueves, 27 de marzo, 7:00-9:00 pm
¡No se pierdan la exhibición de las arpilleras en Casa Aboy!
‘Las arpilleras las crearon ciudadanos chilenos de diferentes ciudades que apoyaron el gobierno de Salvador Allende. Muchas de estas personas son parientes de desaparecidos o prisioneros políticos durante el gobierno golpista de Augusto Pinochet. Estas telas o tejidos han sido una forma eficaz de expresión para individuos y organizaciones así como una herramienta de resistencia.
Las primeras arpilleras se confeccionaron cerca de 1974 bajo el auspicio de la Vicaría de Solidaridad de la Iglesia Católica, una organización fundada para brindar ayuda a personas perseguidas por razones ideológicas o políticas. Esta Vicaría, insertada en la realidad social, creó comedores populares en los cuales se servía comida a personas profundamente afectadas por la deteriorada situación económica en todo Chile después del golpe militar. De igual manera, la Vicaría inició talleres populares especializados en lana, cobre, cuero y otros materiales para elaborar a mano que se vendían para beneficio de los miembros de los talleres y sus familias. Las arpilleras son solamente uno de esos artículos que se producían en estos talleres.
Desde su aparición en Chile, las arpilleras fueron no solo un medio de sobrevivencia para sus creadores, sino que de inmediato se diseminaron por todo el mundo con sus mensajes dolorosos y llamados urgentes de solidaridad con aquellos que sufrían el horror de la dictadura.
Mediante estas arpilleras que requieren reunir cuidadosamente los materiales, en ocasiones asumiendo ciertos peligros, se desarrolló un arte folclórico, conmovedor y de hermoso colorido. Las escenas que presentan estas arpilleras reflejan situaciones sufridas por las mujeres que las confeccionaron, por sus parientes, vecinos y amigos, pero eran también los sufrimientos de los seguidores de Allende bajo la dictadura. Estos ciudadanos fueron víctimas del desempleo forzoso, prisión, exilio, extrema pobreza, hambre, falta de vivienda, tortura, entre otras adversidades y violaciones de derechos humanos. Las artilleras también representan el esfuerzo de la gente por cambiar esa realidad y restaurar la democracia al mostrar imágenes de protestas populares, huelgas, resistencia en las poblaciones marginales, la importancia del sufragio y la denuncia de las violaciones de derechos humanos.
Las arpilleras son piezas únicas, aunque traten el mismo tema o motivo, porque cada creadora plasma de forma original su imagen, sus colores y perspectivas, sus personajes en tela y la naturaleza rural.
El régimen militar, molesto con la aparición de las arpilleras, las catalogó de “tapicerías de difamación” y prohibió su manufactura; sin embargo, las pequeñas piezas de 15 a 19 pulgadas (49cm x 40cm) que combinan bordado y aplicaciones, continuaron su viaje por el mundo llevando un grito que clamaba por ayuda internacional. Así como durante el gobierno de la Unidad Popular el pueblo llenó los muros con murales que llevaban su voz y sus sueños, así también las arpilleras grabaron en unas pocas pulgadas de saco el estado de una nación entera y el de aquellas mujeres que las hicieron. Las arpilleras son, en cierto modo, los murales chilenos que desafiaron la censura en un tiempo de represión bajo una brutal dictadura que se mantuvo en el poder desde 1973 al 1989.’