En un hilo el transporte público, la ciudad y los procesos participativos.

Eran 8 minutos, serán de 12-16 la espera. Eran 75 centavos, será $1.50. La Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) propone restablecer la tarifa, limitar el horario de servicios de 5:30am a 11:30pm al de 5:30am a 8:00pm y también reducir los viajes durante los fines de semana. Debemos cuestionarnos la validez de las razones que llevan a un ajuste del presupuesto o de las deudas a través de la limitación de un servicio básico como lo es la transportación pública. Es evidente que la reducción de horarios afecta a estudiantes, trabajadores/as, pero lo más importante es que afecta a los ciudadanos/as del país de igual manera, todos se verán limitados en el acceso al servicio, sea por el aumento de precio, por la reducción de horarios o por las largas esperas. Es responsabilidad del gobierno dotar a la(s) ciudad(es), como tanto les gusta llamar, de los servicios básicos que garanticen la movilidad de calidad y por ende, una mayor calidad de vida en la urbe. El transporte público debe ser un elemento que haga y articule la ciudad, y esto parece desestimarse cuando es el propio Estado, planificador económico, social y urbano, quien elimina las posibilidades de acceso al traslado y la movilidad de sus ciudadanos/as, cosa que indudablemente termina afectado la economía, el desarrollo comunitario y a cada individuo. Esto afecta la vida cotidiana, y no parece haber voluntad política para que los ciudadanos/as puedan seguir ganándose la vida, recreándose y transportándose mientras viven en lo poco que queda de ciudad en una Isla tan suburbana como Puerto Rico. ¿Qué alternativas se presentan ante la propuesta de recortes de horarios y aumento de tiempo de espera? Bueno, hay los que pueden, y se dejan sucumbir ante el transporte individual, que conduce a situaciones como el tráfico desesperante, al terror de los horarios de entradas y salidas, el estrés, la preocupación y la violencia en la calle. A otros, con más comodidades y horarios flexibles, sí se les condiciona al transporte individual, pero viven con un ritmo privilegiado que minimiza preocupaciones y da una aparente tranquilidad. Sin embargo, ese discurso que tanto asumen las agencias federales (y que ha adoptado el gobierno local) sobre las minorías es peligroso cuando indudablemente se habla de las mayorías. Son muchos y muchas las que no tienen otra opción que el transporte público, que dependen de él para llevar a cabo sus tareas diarias y que la nueva fórmula afectará su vida, su calendario y su organización individual y/o familiar. Es por esto que debemos evaluar con urgencia la forma en que se han escrito los planes y cuán abiertos están a escuchar –dentro del protocolo- las opiniones de los ciudadanos/as, pero más importante aun, a saber de qué manera tienen planificada la recolección de resultados, el análisis y la posterior comunicación de los mismos a la población participante antes de tomar cualquier decisión.

El proceso de participación ciudadana debe ser analizado por sus métodos, herramientas y los mecanismos que plantea en su propia evaluación, el establecimiento de requisitos básicos de participación y exigencia de presentar una conclusión de los resultados antes de cualquier toma de decisiones. Este análisis podría darnos una pista sobre qué ética profesional domina y cuánto respeto existe hacia los participantes y los ciudadanos/as de la Isla. En el caso del Tren Urbano y la nueva propuesta de reducción de horarios, aumento de tiempo de espera y aumento de la tarifa, se planificaron para los días Jueves 17, Viernes 18 y Sábado 19 de Julio a las 10:00am, a primera instancia es un horario que, a excepción del Sábado, afecta la presencia de los ciudadanos/as que trabajan, estudian o tienen otras responsabilidades y compromisos. Es sabido que si se desea tener presencia ciudadana en el proceso, es necesario contemplar una multiplicidad de horarios y lugares que aseguren una participación mayor y de calidad. La segunda opción es enviar una ponencia o comentarios a una dirección de correo postal, una forma de comunicación poco utilizada en estos tiempos. Si me preguntan, por lo que he leído de visiones, misiones, metas tanto del DTOP como de ACT diría que le dan importancia al tema de la participación ciudadana y que también adoptan una visión de responsabilidad con el ambiente, nuevas tecnologías y estar a la vanguardia en los procesos. Sin embargo, me pregunto cómo es posible que una herramienta como el Internet, tan accesible para el gobierno y un gran número ciudadanos/as, no sea contemplada para adquirir sugerencias, opiniones, alternativas y críticas del ciudadano común. No creo que muchos/as tengan el tiempo o el deseo de escribir una ponencia, ponerla en un sobre y enviarla por correo postal luego de que, el horario de las vistas públicas no fuera lo suficientemente flexible. También puede que no se escriba la ponencia o no se vaya a las vistas públicas por que le de timidez a hablar en público (¿a quién no?) o quizás porque, como ciudadano o ciudadana, ha recibido la suficiente orientación sobre el proceso, sobre cómo se verá afectado y cómo puede buscar alternativas ante lo que parece una inminente decisión por parte de las autoridades de transporte.

La Organización Metropolitana de Planificación de Puerto Rico (OMP) tiene como Visión “llevar a Puerto Rico hacia el desarrollo económico mediante un sistema de transportación eficiente, seguro y en armonía con el ambiente, procurando la prestación de servicios de vanguardia y excelencia.” El Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) y la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) colaboran en los planes a largo plazo que se desarrollan para el 2040, y tienen un objetivo en común: “Definir una visión para el desarrollo de un sistema de transportación que promueva mejor accesibilidad y movilidad para nuestros ciudadanos, un sistema de transportación con alcance regional, así como apoyar el desarrollo económico de nuestras ciudades y pueblos”.

Lo que he mencionado, y mucho más parece ser curioso cuando se leen algunas líneas del Proceso de Participación Ciudadana que, según el documento, busca incorporar las opiniones en el proceso de toma de decisiones para el transporte. Porque, según dice, “Estas decisiones afectan el futuro de los que viven, trabajan y funcionan en nuestra isla”. Este Plan de Participación Ciudadana tiene dos metas básicas que consisten en: 1. Establecer un proceso de consulta con el público y los grupos de interés para el desarrollo de las soluciones a las necesidades de transportación (que la comunidad exprese sus preocupaciones y opiniones sobre las políticas públicas, programas y planes actuales y futuros), 2. Mantener informado y promover la participación del público a través del proceso.

Aquí vuelvo con la necesidad del análisis, primeramente porque los procesos de participación ciudadana no son definidos en el documento como simples vistas públicas y parece ser algo adicional en lo que deben trabajar desde la agencia hacia la comunidad. Cuando se lee sobre el proceso de consulta parece ser un asunto demasiado ambiguo y se presta para que sea interpreten diferentes opciones de consulta que podrían ir desde un sondeo, una encuesta, entrevistas o grupos focales. El problema de no especificar lo hace parecer algo tan amplio, sin metodología o soluciones, que nos hace cuestionar la rigurosidad del proceso.

También dice el documento, que se encuentra en la página web de DTOP, que tienen el compromiso de entender las diferentes necesidades de transporte, sus preocupaciones y sus diversas ideas sobre lo que necesita cambiar o mejorar. Invitan a participar. La OMP de Puerto Rico creó unas guías para “establecer y mantener la calidad de la participación del público y evaluar la eficacia del programa”, sin embargo cuando se intenta acceder al enlace que haría visible las guías, resulta que no existe tal conexión y el intento de comunicación por parte de la OMP falla y pierde legitimidad por el simple hecho de no tener el detalle de asegurarse de que la información está disponible y que haya ciudadanos y ciudadanas haciendo lectura de la misma. Por otro lado, el compromiso de entender las diferentes necesidades de transporte no se presenta únicamente cuando se escuchan “las quejas” o las opiniones de los ciudadanos en escasamente tres días de vistas públicas, debe haber un estudio exhaustivo que mida quiénes, cuándo, dónde y cómo los ciudadanos se ven afectados ante la reducción de horarios y aumento tarifario.

Siguiendo la línea del estudio sobre los efectos en la población, señalaré que la OMP de Puerto Rico tiene segmento de Justicia Ambiental. La definen diciendo que “Cada proceso de participación pública se enfrenta al reto de conseguir que las poblaciones tradicionalmente sub-representadas se involucren en el proceso de planificación. Justicia ambiental se refiere al trato justo y participación significativa de toda persona no importa su raza, color, nacionalidad, o ingreso familiar con respecto al desarrollo implantación o al hacer valer leyes ambientales, sus reglamentos o políticas. Estas poblaciones potencialmente sub-representadas podrían ser también jóvenes en la comunidad, personas con discapacidades o personas mayores de edad y otras que pueden estar demasiado ocupadas para asistir a las reuniones públicas.” Esto lo dejo para interpretación del lector o lectora, pero a mi entender, las poblaciones potencialmente sub-representadas siguen siéndolo en el proceso actual, porque no hay una inmersión del sector público en las comunidades desventajadas, porque una vista pública no es accesible ni simpática para todo el mundo, y porque muchas veces estas poblaciones están demasiado enfocadas en sobrevivir el día a día que el elemento temporal o los cambios en políticas públicas no son una prioridad inmediata para resolver o involucrarse. Es por esto que estos procesos deben entrar, de la forma más flexible y cordial, en el corazón de las poblaciones, siempre con una base de información objetiva que ayude a comenzar diálogos, debates y sí, debo decirlo, conflictos. Es desde el conflicto que se logra conocer la verdadera necesidad y deseos de un colectivo social.

El hecho de que las vistas públicas, o al menos una de ella, se lleve a cabo bajo una carpa, bajo el Sol en pleno verano y sin sillas suficientes deja mucho que desear sobre el respeto al proceso. Me atrevo a asegurar que unas vistas públicas realizadas en un lugar más cómodo, con más cabida, con aire acondicionado y quizás unos jugos y galletas serían mucho más concurridas. En fin, eso y los horarios (10:00am, hora de trabajar, estudiar o hacer «cosas») seleccionados para las vistas son elementos que imposibilitan una participación masiva de los ciudadanos en el proceso. También, debo señalar que bajo la carpa se observaban algunos carteles que, en mi opinión, fueron dirigidos a un sector o grupo que conociera de estadísticas y tablas, y esto lamentablemente no es la mayoría de la ciudadanía. Había una tabla de Comparación de tarifas por uso del Tren en Jurisdicciones de los Estados Unidos, donde se informa del Estado, la Ciudad, la Agencia de Tránsito y la Tarifa sin entrar en comparaciones tan importantes como kilómetros de recorrido, paradas, frecuencia de paso, usuarios, costes de mantenimiento, etc. Los títulos de las columnas de la tabla fueron estratégicamente seleccionados para hacer una manipulación de la información, o mejor dicho, fomentar la desinformación. Cuando se compraran tarifas se debe presentar las razones que convierten esas tarifas en lo que son. En este caso, no parece muy razonable comparar una sola línea de transporte, como lo es el Tren Urbano, con el tren de Nueva York, Washington o Chicago. Simplemente, las escalas no son comparables y por ende, las tarifas tampoco lo son. Otra de las tablas presenta un Análisis de Patrocinio, con los encabezados en inglés, un bilingüismo inapropiado para la ocasión cuando la mayoría de la población son castellanoparlantes, en fin, tenía unas tablas repletas de números que saturan al lector por su poco peritaje en estadísticas (y me incluyo) y dicho panel concluye todos esos números en una gráfica de dos líneas. Las estadísticas complacerán a quien quiere demostrar un punto o vender una idea, sin embargo debemos ser críticos sobre las razones por las que no se ha utilizado el mismo método cuantitativo para medir el impacto ambiental ante la reducción del transporte público que resultará en: ¿Mayor transporte individual? ¿Más emisiones de CO2? ¿Construcción de más carreteras porque las que hay no dan abasto (y nunca lo darán)?, su impacto económico ¿Desempleos a causa de ausencias o tardanzas por quien no cuenta con transporte individual? ¿Problemas de sustento de los comercios cercanos a las estaciones de tren?, o su impacto en el diseño urbano que, sin duda, seguirá moviéndose y conquistando para el tráfico rodado, quitándole prioridad a transportes alternativos como la bicicleta, patines, patinetas o las dos piernas y cada vez más, irá aumentando la escala urbana pensada y diseñada para la comodidad del auto, haciendo las distancias y los recorridos más largos, poco estéticos y angustiosos ante las pequeñas y deterioradas aceras, los pocos árboles y las altas temperaturas. Debemos exigir un mínimo de calidad urbana, que todos y todas podamos utilizar el transporte público porque es eficiente, efectivo y porque lejos de representar un problema, representa la alternativa más adecuada y eficiente para moverse en la ciudad. No debemos permitir que se nos condicione al auto, porque viviremos cada vez más aislados, segregados y tendremos cada vez menos ciudad y más suburbio, situación que parece que se nos va de las manos. Todos y todas debemos poder tener alternativas y el espacio adecuado para ser autores de las soluciones a nuestras necesidades.

Como ciudadanos y ciudadanas sí sabemos lo que queremos, lo que necesitamos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Nadie nos puede decir cómo resolver nuestra cotidianidad, nuestro calendario o nuestras rutas y es por esto que debemos ser críticos, analizar no solo cómo nos vemos afectados a nivel individual o familiar, sino cómo nos vemos afectados como un conjunto, como sociedad y como país. Siempre es hora de ponerse las botas y comenzar a recorrer el camino de la empatía hacia la solidaridad. Es nuestro deber crear y/o participar de esas pequeñas iniciativas que respondan fielmente a un nuevo proyecto de comunidad, un proyecto ideado, creado y defendido por los ciudadanos/as. Será nuestra satisfacción haber defendido nuestro derecho a la ciudad al haber combatido las desigualdades y aspirado a lo heterogéneo y diverso para nuestros espacios y nuestro país.

10567437_10153001788148502_1367565126_n 10486225_10153001788098502_2005215349_n 10566447_10153001788048502_64059653_n 10563399_10153001787983502_1101920532_n

Fotografías tomadas por Joel Franqui.