La metáfora perfecta.
La metáfora perfecta.
La imagen fue tomada hoy, 3 de Octubre de 2016.
Parece ser la metáfora perfecta, no solamente de lo que ha pasado con el transporte colectivo y público del país, sino por lo que parece resultar inminente ante una Junta de Control Fiscal que, lejos de asegurar los derechos de los más vulnerables, tendrá el efecto de continuar el legado (que se da tanto en los espacios locales, como los extranjeros) de privilegiar a los ya de por sí bastante privilegiados en nuestro -más que injusto- sistema.
El transporte colectivo, como hemos discutido en múltiples entradas de este Blog, es un asunto de derecho a la ciudad, de acceso a sus espacios y oportunidades. También hemos discutido que el el ¨éxito¨ del transporte colectivo no se puede medir a base de unas estadísticas sobre su uso actual, sino que debe ser sobre proyecciones a futuro basadas en una ideología que entienda la movilidad como un asunto básico en la vida cotidiana de las personas, y que entienda que trabajar para un servicio de excelencia no solamente nos lleva a un uso mucho más concurrido del medio, sino que fortalece los lazos ciudadanos, la seguridad en las calles, facilita la movilidad para las personas más vulnerables -ya sea por su situación económica o por su edad (menores de edad y mayores de edad, que no tienen acceso a un auto y dependen -constantemente- de la agenda de familiares o amistades para moverse por la ciudad)-.
La imagen molesta, pero no sorprende. Así amanecieron varias de las estaciones del tren, sin olvidar que muchas sufren del mal de la construcción, sufriendo de inundaciones, goteras, entre otras tantas cosas. Vindicar la movilidad sostenible y colectiva es un asunto primario cuando hablamos de una mejor ciudad. Ignorar estos hechos porque ¨no nos tocan¨ puede llevarnos -sin darnos cuenta- a la falta de empatía y solidaridad. Debemos tener presente que esa ausencia no recaería exclusivamente sobre las poblaciones que hoy por hoy se ven afectadas, sino que también las sufrirían las poblaciones que aún no han nacido y que, irremediablemente, serán víctimas de un espacio construido para la individualidad y el consumo, donde el que tiene, puede y el que no tiene, que se aguante.