Andare a zonzo por Río Piedras.
Andar la ciudad. Conocer sus olores, sus fortalezas. Cuestionar sus debilidades, trazar hilos inconclusos de historias, de luchas, de resistencias. Construir pensamiento que teja una idea de ciudad, un deseo de ciudad, una aspiración de ciudad.
Hoy recorrimos Río Piedras, con toda intención de conocer sus diversidades y pluralidades. Como parte del curso de Propiedad y Derechos Reales de la Profesora Érika Fontánez-Torres (Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico) nos dimos a la tarea de ver el derecho en la calle, de salir del aula y recorrer un barrio que queda circundante a la Universidad y que pocas veces es visitado por estudiantes que no se hospeden en el área. Reconocimos la importancia de la Universidad en ese espacio mientras cuestionamos las razones por las que se encuentra muy ausente. Dos mundos separados por una calle. Dos mundos que, de unirse, lograrán enriquecerse mutuamente y será una relación que, de no durar en el espacio, durará en el tiempo y en las mentes de quienes, oportunamente, puedan disfrutar de la experiencia transespacial, de la movilidad sin fronteras, de los intercambios culturales y generacionales que pueden sembrar mucho en este paso por el mundo.
Agradezco, como estudiante y amiga, a quienes nos acompañaron durante el trayecto y nos arrojaron su luz y conocimiento sobre la historia de la ciudad y de las luchas vecinales y comerciales que se han dado para seguir en el lugar, para no abandonar la ciudad. Gracias eternas a Edwin Quiles (arquitecto y planificador), David Carrasquillo (planificador y presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Planificación), Rodney Lebrón (historiador y trabajador en CAUCE), a Mercedes Rivera-Zonamental (directora ejecutiva de CAUCE), a Helen Ceballos (gestora cultural y directora ejecutiva de la Casa Ruth Hernández Torres) y a todas las estudiantes que nos acompañaron durante la jornada.
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